Nueva evidencia genética señala que representantes de la cultura Clovis se expandieron desde Norteamérica hacia el sur, para luego desaparecer de manera misteriosa hace 9.000 años.
La expansión hacia América Central y del Sur de pobladores genéticamente vinculados a la cultura Clovis —una de las más tempranas en Norteamérica—, que ocurrió hace al menos 11.000 años, terminó con la misteriosa desaparición de sus integrantes unos 2.000 años más tarde por causa de un masivo remplazo poblacional en ambos subcontinentes, sugiere una investigación científica citada por el portal Science Live.
El estudio, publicado este jueves en la revista Cell, se basó en el análisis genético de 49 restos humanos de hasta 11.000 años de antigüedad encontrados en sitios arqueológicos de Belice, Brasil, Perú, Chile y Argentina.
De esta manera, se recolectó una evidencia genética sin precedentes en cuanto a la expansión demográfica en centro y sur América. Investigaciones anteriores sobre el tema solamente habían estudiado restos humanos de menos de 1.000 años de antigüedad.
La divergencia genética entre el hombre moderno –que llegó al Nuevo Mundo a través del puente de Beringia– y sus ancestros de Siberia y Asia Oriental se remonta a casi 25.000 años. El grupo de los habitantes de la posterior América se ramificó con el tiempo en diversas poblaciones, distribuidas en extensos territorios del continente.
Uno de esos grupos, que pertenecía a la cultura Clovis —conocida por el uso de características herramientas de piedra puntiaguda— se expandió por Norteamérica hace aproximadamente 13.000 años. El nuevo estudio encontró evidencia de que este grupo se propagó luego hacia América Central y del Sur, pero luego desapareció hace unos 9.000 años.
Pasado tanto tiempo, los modernos habitantes de algunas de esas vastas regiones del nuevo continente presentan una continuidad genética sumamente estrecha con relación a sus antecesores de milenios atrás. Los científicos aún no han logrado explicar cómo y por qué razón ocurrió ese remplazo poblacional. Señalan que para contestar a esas interrogantes se necesitará analizar restos humanos de más de 11.000 años de antigüedad y esperan lograrlo en futuras investigaciones.
Como parte de lo anterior, el estudio encontró un vínculo genético directo entre los antiguos habitantes de las llamadas Islas del Canal(California, EE.UU.) y la población que habitó la región andina del sur de Perú hace aproximadamente 4.200 años. Los científicos descartaron la posibilidad de que parte del primer grupo haya migrado hacia el sur, pero concluyeron que ambas poblaciones tuvieron ancestros en común que se establecieron en esas dos diferentes regiones.
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